Visitar Sevilla durante el mes de julio puede parecer arriesgado por el calor que azota a la ciudad en los meses de verano. Aún así, las temperaturas no tienen porqué afectar de forma importante al viaje. Basta con alterar los horarios y planificar una ruta adecuada.
Madrugar puede ser una gran opción para recorrer los principales atractivos turísticos de Sevilla. Especialmente la zona de la Catedral, Barrio de Santa Cruz y del Arenal. Según vaya avanzando el día la visita puede ir avanzando hacia las calles más comerciales del Centro como son Tetuán y Sierpes, que se encuentran cubiertas con toldos. Para las horas centrales del día, cuando el calor más aprieta, lo más recomendable sería visitar un espacio cerrado o un museo.
Para ver el atardecer, uno de los mejores sitios debido a la vista que ofrece es el espacio Metropol Parasol, ubicado en la Plaza de la Encarnación y conocido como ‘Las Setas’. Cuando el sol deje paso a la noche el mejor lugar para pasear es la Alameda de Hércules, perfecta para disfrutar de un buen ambiente rodeado de muchos restaurantes y bares donde poder descansar del día de viaje antes de volver al alojamiento.
Desde el punto de vista cultural son importantes las novilladas de promoción que se celebran durante todo el mes en la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería. También son famosos en verano los conciertos nocturnos que se celebran en los Jardines del Alcázar. Este evento comienza a las 10 de la noche y goza de un entorno perfecto para disfrutar de un espectáculo musical.
En la recta final del mes de julio se celebra una de las fiestas con más solera de la ciudad. Se trata de la Velá de Santa Ana, desde el día 21 hasta el 26. Esta fiesta se celebra por la noche en los alrededores de la calle Betis, donde se instalan casetas muy parecidas a las de la feria. En la Plaza del Altozano se ubica un gran escenario donde hay conciertos diarios. Otra de las actividades importantes de la Velá de Santa Ana es la cucaña, en la que los participantes deben alcanzar un pañuelo colgado sobre un poste que puede hacer que termine en el río. Se lleva a cabo desde un barco ubicado en el centro de la ribera del Guadalquivir.
