Aunque las mejores épocas del año para visitar Sevilla son el otoño y la primavera, hacerlo en verano tampoco es una mala opción porque es cuando la mayoría de personas goza de días libres de descanso. Esto se nota en los datos turísticos de 2016, que batieron un récord histórico local con 210.975 viajeros alejados en establecimientos hoteleros de la ciudad.
El calor se convierte en el principal protagonista, pero no hay mal que por bien no venga. Para fotografiar la ciudad agosto es un gran mes porque el éxodo veraniego deja las calles del centro con muy poco tráfico de personas.
Como en julio, la noche es el mejor momento para salir a la calle. Incluso las discotecas de invierno se convierten en terrazas durante el verano.
Para hacer visitas por el centro de la ciudad lo mejor es perderse por el barrio de Santa Cruz, donde el calor no se nota tanto debido a la estrechez de las calles. Los amantes de las antigüedades pueden madrugar para visitar el mercadillo que se instala cada jueves en la calle Feria, donde pueden encontrar cosas que nunca se imaginarían.
Según va cayendo la tarde, el Museo de Bellas Artes puede ser una buena opción para visitar. Fundado en 1835 para albergar las obras que el Estado expropió a la Iglesia durante la desamortización de Mendizábal en el antiguo convento de la Merced. En él se puede disfrutar de la obra de grandes artistas de la pintura española como Zurbarán, Murillo o Valdés Leal. La entrada a esta pinacoteca es gratuita para los ciudadanos de la Unión Europea.
En otro gran edificio de la ciudad, el Alcázar, continúan durante el mes de agosto las Noches en los Jardines del Alcázar. Donde se celebran conciertos nocturnos en un espacio incomparable.
El dia 15 de agosto se celebra la festividad de la patrona de Sevilla, Nuestra Señora de los Reyes. Los sevillanos lo celebran con una procesión muy tempranera, a las 8 horas, en la que la Virgen de los Reyes recorre el entorno de la Catedral.