El Hotel Bécquer, uno de los hoteles más emblemáticos de Sevilla, celebra su 50 aniversario con una serie de actividades solidarias y reflexiones sobre su historia y evolución. La familia Martínez, que anteriormente gestionaba el Hotel Cécil-Oriente en Plaza Nueva, transformó la casa palacio del siglo XIX de los Marqueses de las Torres de la Presa, en el actual Hotel Bécquer, inaugurándolo en 1973. Actualmente se siguen conservando piezas nobles del propio palacio, como artesonados, chimeneas de caoba o rejas de hierro forjado de un alto valor artístico.
Como muestra de agradecimiento a la sociedad sevillana, el Hotel Bécquer ha lanzado un programa llamado 12 meses-12 causas en el que se llevarán a cabo diversas actividades sociales durante todo el año. Algunas de estas causas son la recogida de basura en el río Guadalquivir, donaciones al Banco de alimentos de Sevilla, colaboración con la Brigada Nocturna repartiendo alimentos y ropa a personas sin hogar del centro de la ciudad, acciones de ayuda a personas necesitadas y afectadas por desastres naturales, como el terremoto en Turquía o afectados por la guerra de Ucrania, jornadas de puertas abiertas con la Universidad, colaboraciones con la Asociación contra el cáncer de Sevilla o la Fundación el Pájaro Azul, que ayuda a niños de África en pobreza, etc.
El hotel Bécquer siempre ha estado especialmente sensibilizado con la responsabilidad social corporativa y vuelve a mostrar su cara más social a través de estas acciones, que vienen a aportar valor a la sociedad.
HABLEMOS UN POCO DEL POETA QUE PONE NOMBRE A NUESTRO QUERIDO HOTEL
Gustavo Adolfo Bécquer, conocido como un destacado poeta y narrador español del movimiento del Romanticismo, nació el 17 de febrero de 1836 en Sevilla y falleció el 22 de diciembre de 1870 en Madrid. Su reconocimiento y prestigio literario llegaron después de su muerte y la publicación de sus escritos. Su obra más famosa es “Rimas y Leyendas”, la cual ha ejercido una gran influencia en la literatura hispana. Bécquer provenía de una familia de artistas y pintores, pero se inclinó hacia la literatura y la poesía. Su estilo poético se caracteriza por ser intimista, sincero y sencillo. Además de su lírica, también destacó como narrador, escribiendo leyendas y relatos góticos. El legado literario de Bécquer se considera fundamental en la poesía moderna española y en la conexión con la tradición poética.
Y PARA FINALIZAR OS DEJAMOS UNA RUTA POR LA SEVILLA DE BÉCQUER
1. Barrio de San Lorenzo
En la calle Conde de Barajas nº 26 nació el poeta un 17 de febrero de 1836. De su casa solo queda la fachada, donde le recuerda una placa.
Se bautizó en la parroquia de San Lorenzo, el día 25. Estudió en el Colegio de San Francisco de Paula situado en la calle Jesús del gran Poder nº 29, (hay una placa conmemorativa), hoy la casa esta reformada para otros usos. En la cercana Calle Potro nº 6 (casa de sus tíos), estuvo residiendo un tiempo. Junto a la parroquia de San Vicente, en la calle Alfaqueque, esquina con Mendoza Ríos, vivió Gustavo con su hermano Valeriano los años anteriores a su marcha a Madrid, ciudad a la que se trasladó la familia Bécquer en 1841 tras la muerte del padre.
2. Museo de Bellas Artes
Visitar el retrato de Gustavo Adolfo Bécquer en la primera planta sala XII, dedicada a la Pintura sevillana del Siglo XIX.
El retrato sería realizado por su hermano Valeriano Domínguez Bécquer, en 1.862. Es la imagen del poeta más conocido y la hemos visto en numerosos libros de texto y publicaciones. Esa efigie incluso ilustró durante muchos años el ya desaparecido billete de cien pesetas. Se puede considerar como una de las obras capitales de la pintura romántica española: El poeta con actitud elegante tiene una mirada llena de emoción que conecta directamente con la del espectador.
3. Panteón de los Sevillanos Ilustres
Situado en la calle Laraña, bajo el Templo de la Anunciación, en él está enterrado el poeta y su hermano Valeriano. Se accede por la Facultad de Bellas Artes.
Se puede visitar, dicha visita se realiza por las guías de la Universidad de Sevilla. Es necesario concertar cita previa en su web.
4. Convento de Santa Inés
El convento está situado en la calle Doña María Coronel, centro de la ciudad, cerca de la Plaza de San Pedro.
En el muro de enfrente del coro bajo, situado a los pies de la nave central, nos encontramos con el popular órgano, uno de los más antiguos de Sevilla, que el poeta inmortalizó en la leyenda, “Maese Pérez el organista”. Leyenda sobre un fenómeno paranormal, el organista de la Catedral Maese Pérez, tras su muerte, volvería el día de nochebuena al Convento de Santa Inés, donde estaba su hija para tocar el órgano.
5. Catedral de Sevilla
Altar de las Santas Justa y Rufina Los Bécquer, nobles flamencos, llegaron a Sevilla a finales del siglo XVI para comerciar, y pronto alcanzaron una próspera situación entre las familias sevillanas más altas, con capilla propia en la Catedral hispalense. Se trata de la capilla de las Santas Justa y Rufina de la Catedral, en la que están enterrados los antepasados del poeta. Está fechada en 1622, como data la reja de esta.
6. Iglesia de San Vicente (Capilla de las Siete Palabras)
En 1884 la Sociedad Económica de Amigos del País, con José Gestoso a la cabeza, solicita a las autoridades pertinentes el traslado de los restos de Gustavo Adolfo a Sevilla. En 1912 la Real Academia decide que también vuelva Valeriano. El 9 de abril de 1913 se exhumaron en la Sacramental de San Lorenzo de Madrid los restos de los hermanos Bécquer y fueron conducidos en una carroza de tiro de cuatro caballos a la Estación de Atocha. El 10 de abril llegaron a Sevilla, a la estación de Córdoba, donde fueron recibidos por el alcalde, Antonio Halcón. Se instalaron en una improvisada capilla ardiente y, tras una ceremonia religiosa, esta quedó abierta al público. La lluvia impidió el traslado al Panteón de la Universidad y los restos fueron llevados a la capilla de las Siete Palabras, en la iglesia de San Vicente.
7. Parque de María Luisa
La Glorieta de Bécquer, la más famosa de este parque, se sitúa frente a la plaza de España. Creada en 1910, está dominada por un impresionante Ciprés que cubre y da sombra a todo el recinto y está compuesta por el busto del poeta en pedestal, basado en el retrato realizado por su hermano Valeriano, detrás tres figuras femeninas de mármol acostadas en un banco: el “amor ilusionado”, el “amor poseído” y el “amor perdido”, que representan la rima “El amor que pasa”. Junto a ellas hay dos figuras en bronce yacente que representan el “amor herido” y la otra es de un joven Cupido o amorcillo como el amor que hiere. Este monumento es referente nacional del estilo y época romántica.